Por Coatza Hoy
El ser transgénero hombre o mujer ha sido aceptado poco a poco por la sociedad que trata o parece entender al hombre que se siente mujer o la mujer que se siente hombre y experimentan disforia.
Ciertamente, vivir con ese conflicto genético y emocional no debe ser nada grato de ahí que el avance médico les permita hoy mediante tratamientos hormonales y acompañamiento psicológico darle la vuelta a su género o pasar de hombre a mujer e inversa.
Todo bien hasta ahí y respetable si Juan ahora es Juana o Adriana es Adrián pues están en su derecho de vivir como mejor lo prefieran, pero tratar de cambiar el orden de todo lo que te rodea parece que ha empezado a causar molestia.
Un ejemplo pasado la mujer transgénero de España que se le permitió participar en Miss Universo donde compitió contra mujeres biológicas. El resultado se dio por si sólo, no figuró ni entre las 10 elegidas.
Otro ejemplo, este muy actual el de Lia Thomas una mujer transgénero que como hombre no figuró en natación y tras su conversión de género ahora compite contra mujeres y ha roto todos los récords de esa disciplina. Esto causó molestia porque la anatomía y naturaleza biológica de Lia es un plus que les ha arrebatado la oportunidad de ganar entre mujeres.
Un usuario comentó ¿hasta cuándo terminará esta ridiculez? Y nosotros creemos que parece que ser mujer transgénero es parte de un arrebato por humillar y quedar por encima del género femenino. Otro más sugirió que así como hay juegos paralímpicos también haya juegos transolímpicos.
Ojalá que el ser transgénero no los lleve a una lucha contra su nuevo género, sino que respeten los espacios ganados por las mujeres biológicas, que se sumen a defenderse que luchen por más espacios más no que compitan contra ellas porque toparán contra pared.