La ciudadanía de Acapulco tomó la decisión de abrir las tiendas y saquearlas, pero no para tomar alimentos o ropa, obvio que no, también para llevarse el alcohol, electrónicos, juguetes y todo lo que se pueda delante de elementos del Ejército que sólo los ven entrar y salir hasta con los carritos.
¿Es justificable el saqueo cuando se ha caído en desgracia por un fenómeno natural? Porque los reportajes muestran a la gente cargando con productos no de primera necesidad, sino con botellas de alcohol, electrodomésticos y artículos que no les sirven para sobrevivir.
Lo que Acapulco necesita urgente es agua, alimentos, servicios médicos y equipos forenses para levantar los cadáveres. Los reporteros repiten mucho que no hay vigilancia, ya no para evitar robos, sino para restablecer un orden civil.
Una de estas personas que salía de una tienda y fue entrevistada por una televisora, dijo que lo hacía porque lo que les daba el Ejército no alcanzaba.
El presidente Andrés Manuel López Obrador descartó que hubiera ausencia de la Guardia Nacional y el Ejército ante los saqueos en tiendas departamentales que se reportaron en Acapulco, tras el paso del huracán Otis que dejó severas afectaciones materiales. Sí están pero no tienen orden de impedir los saqueos, después de todo esas tiendas están aseguradas.
“Todo esto sucede cuando hay una tragedia de estas dimensiones. Fue muy fuerte el impacto del huracán. La verdad yo tenía mucha preocupación, no por los daños materiales sino por las vidas; porque lo material de una u otra forma se resuelve, pero las vidas humanas cómo se recuperan. Eso era mi preocupación principal”, expresó el mandatario.
La otra bronca es que la energía eléctrica no se normalizará sino hasta enero del próximo año. Esto será el tiro de gracia para el comercio mediano con el cual se mantenían muchísimas familias porque las cadenas comerciales están aseguradas.
Y sí, aunque nuestra ética nos dice que no debemos robar si lo que entrega el gobierno no alcanza y no hay para darle a los niños, no queda de otra que sumarse a esos grupos para tener que llevar a la casa.