Cada época ha tenido sus bebidas. En los setenta la coctelería tuvo sus mejores años, preparados como la Piña colada (jugo de piña con ron y leche) se volvieron un clásico. En los ochenta la medida de seda se convirtió en la bebida predilecta de las damas que decían “no tomar casi nada de alcohol”. En los 90 el clericot pasó a ser el brebaje favorito en las reuniones de amigas. En el 2000 las micheladas se volvieron populares, y de ahí vendrían los cantaritos, licuachelas, hasta llegar a los Azulitos.
Ahora que se sabe que al menos el “azulito” es demasiado nocivo para la salud por su combinación de bebida energética y Vodka Zaverich, el cual sabe y huele a un aguardiente, mezclado con colorante y azucares, el grupo parlamentario de Morena en el Congreso del Estado de México presentó una iniciativa para prohibir la venta de estos “pitufos” o “azulitos”, por considerar sus riesgos para la salud.
La diputada de Morena, María José Pérez Domínguez, propuso sancionar, suspender o cancelar los establecimientos que las comercialicen.
La propuesta argumenta que estas bebidas pueden causar intoxicación hepática y una falsa sensación de sobriedad, lo cual aumenta el riesgo de accidentes y complicaciones graves.
Por su mezcla de energizante con alcohol llega a provocar valores elevados de presión arterial o taquicardia. Para los diabéticos esta bomba de azúcar puede ser más nociva.
La iniciativa será analizada en comisiones próximamente. Aunque por ser una bebida de fácil preparación, puede ser quitada de los antros y estantes, más no de las fiestas privadas donde se consume por litros.