No muy lejos de Crimea, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, disfruta de la vida en un complejo de mil millones de dólares de 190,000 pies cuadrados a orillas del Mar Negro en la ciudad turística de Gelendzhik, Rusia.
Dentro del palacio, hay una pista de hockey, una bodega, un salón de narguile, un arboreto de casino, su propia barra de striptease y, por supuesto, una iglesia.
Pero 50 metros por debajo del acantilado en el que se alza la propiedad, que también la ubica en una zona especial de exclusión aérea, se encuentra un búnker fortificado de doble túnel que podría proteger al presidente y a otros VIP en caso de que se produzcan disturbios, informó Insider sobre los documentos filtrados. mostrando su disposición.
Putin y sus invitados importantes podrían sobrevivir allí durante semanas, ya que el acceso al agua dulce, la ventilación adecuada y un complejo sistema de cables fluyen debajo de un hormigón increíblemente denso de 15 pulgadas.
“La configuración de este túnel tiene todo tipo de seguridad y protección”, dijo a Insider el ingeniero estructural Thaddeus Gabryszewski.
“Hay un sistema contra incendios. Hay agua, hay alcantarillado. Esto está destinado a que alguien sobreviva o escape”.
La necesidad de un escondite del fin del mundo habla de la supuesta paranoia del líder de Rusia, y tal vez de una incertidumbre con respecto a su poder.
“Putin tiene mucha ansiedad por ser el líder no del todo legítimo de Rusia”, dijo Michael C. Kimmage, exfuncionario del Departamento de Estado que se centró en Rusia y Ucrania.
Con información de The New York Post