Por Coatza Hoy
El cantante puertorriqueño que escribe canciones como habla: palabras cortadas, arrimadas y llenas de mucha simpleza viene a México para bautizar a una generación que no se fija en letras complejas o inspiradas en obras literarias, más bien en las ilusiones y desilusiones de las relaciones sentimentaloides. Es la generación que no lee libros, lee muros es la generación exprés con el celular en la mano como extensión.
La generación que prefiere a Bad Bunny es sin duda la que consume pizzas de 79 pesos no por falta de dinero, sino porque la quiere rápido, la de los antojos sobrepreparados, la que consume demasiado sodio, grasas saturadas o alcohol con boost y panditas. Se enganchan con temas donde puedan reflejarse a la primera. Canciones fáciles y pegajosas donde decir “shorty tiene un culo bien grande” les llena de orgullo mientras el sonido de una percusión electrónica que aumenta cadenciosa les emociona de sobremanera para gritar esa frase a todo pulmón, como pasará en Monterrey o en el Azteca.
La generación que hoy no pasa los 30 años no quieren cantantes barítonos ni sopranos. No saben cómo suenan los géneros raíz como el jazz, blues o folk. Los alcances musicales del público de un reggaetonero es limitado pero muy consumista para su beneficio, no por nada “el conejo malo” es el rey de las reproducciones en Spotify.
Pero esta euforia no empezó con este famoso, sino con el reggaetón hace años y se coronó con TikTok donde canciones cortas de poca letra son las ideales para hacer clips en esa red social que premia la sobreproducción de contenidos, porque entre más se muestre más será visto. No te quejes si al rato tu hija sale perreando con “Yonaguni” para sentirse influencer.
Lamentablemente los medios de comunicación han enzalsado tanto a Bad Bunny en busca de sumar interacciones en redes sociales que el cantante sólo se presenta en estadios, donde como sacerdotiso bautiza a sus huestes, todo en una misa del final de los tiempos de los buenos gustos musicales.
No, Bad Bunny no es comparable a la euforia Beatle, tampoco con Soda Stereo, U2 o Metallica. Pero así son estos tiempos donde se escucharán y verán cosas cada vez peores…