La jóven Liliana quien perdió la vida en el rio Bravo cuando en compañía de otros intentaba cruzarlo, estaba en calidad de desaparecida pues su cuerpo no aparecía, pero fue su papá el que nunca se rindió en la difícil búsqueda.
Después de tres días de trabajo para dar con su cuerpo los bomberos abandonaron la tarea, pero fue su padre quien no se resignó y emprendió la búsqueda de sus restos pues le habían dicho que se había hundido.
Fue hasta el mediodía de este jueves que el papá logró dar con su hija recorriendo el río en una lancha y revisando la maleza.
“Descansa en paz hija, descansa ya mi amor, papito te encontró, no te iba a dejar ahí”.
El cuerpo estaba entre matorrales, semihundido, apenas visible, como pudo la ató con una cuerda y la jaló hasta la orilla. Luego se sentó desencajado a esperar a las autoridades para dar fé de los hechos.