Por Coatza Hoy
El volcán San Martín es uno de los pocos rasgos naturales del paisaje de Los Tuxtlas que cuenta
con vestigios olmecas. Los porteños y en general quienes habitamos la zona sur de Veracruz lo conocemos como cerro de San Martín por su forma cubierta de mucha vegetación tropical, pero no, es un imponente coloso cuya actividad volcánica inició hace 800 mil años, según estudios geológicos por la UNAM.
Este volcán es el único activo en el estado de Veracruz, tiene 1,580 metros sobre el nivel del mar.
Desde 1967 presenta actividad en forma de fumarolas y sismicidad leve. En su historia eruptiva ha presentado muchas erupciones tanto efusivas como explosivas. Las erupciones históricas más importantes ocurrieron en 1534, 1664 y 1793, las dos últimas documentadas por un naturista y un alcalde de Tuxtla.
La región de Los Tuxtlas es una sierra montañosa aislada de origen volcánico situada sobre la llanura
costera del Golfo de México, por lo cual se le considera como una isla de piedra y lava enclavada en las
arenas de las costas veracruzanas, en la que sobresalen siete volcanes de gran envergadura.
A través de las capas de ceniza volcánica halladas en los sitios de Matacapan, Bezuapan y La Joya, identificaron diez erupciones ocurridas durante la época prehispánica, de las cuales tres erupciones
(producidas al parecer por los cerros Mono Blanco y Nixtamalapan) corresponden a los periodos Preclásico Temprano y Tardío: la primera ocurrió alrededor del 1300 a. C. en tanto que las dos restantes
sobrevinieron en el 100 y 250 d. C.12 .
LA CATÁSTRO NATURAL MÁS IMPORTANTE DEL SIGLO XVIII
El naturista mexicano Don José Mariano Moziño, conocido por el trabajo botánico y etnográfico que llevo a cabo con la Real Expedición Científica a la Nueva España, documentó los eventos explosivos que marcaron el período de erupciones en 1793, y por el pánico generalizado que sobrevino entre los habitantes de las regiones vecinas, Moziño fue enviado por el Segundo Conde de Revillagigedo, Virrey de la Nueva España, para reportar sobre la erupción.
A continuación una copia manuscrita del informe que presentó al Virrey fue enviado a
España y se encuentra en el Archivo General de Indias en Sevilla, España:
“…según informes que he recibido de algunos ancianos de esta vecindad, vomitó llamas y arenas el monte de
San Martín, que se halla situado al Norte del pueblo de San Andrés, a poco más de dos leguas de distancia:
aseguran que esto sucedió el 15 de octubre, sin que haya dado memoria del año, ni otro testimonio que el
recuerdo que hace el comandante de estas tropas, vecino antiguo y de mucha veracidad, de haber leído una
escritura jurídica sobre tierras, en que por incidencia se habla de una fiesta jurada con motivo de aquel suceso la gloriosa virgen Española Santa Teresa de Jesús.”
Y continua: “…la explosión de la que vengo hablando duró muy poco: que el material expulsado no alcanzó más de 3 o 4 leguas, ni quedo otro vestigio que un poco de humo que veían no solo con descuido, sino con desprecio, todos los habitantes de la comarca, y aun esta lleva 50 años de haberse disipado enteramente.”
¿FUERON DOS PODEROSAS ERUPCIONES?
Una nota publicada en 1830 por José Aurelio García, alcalde de San Andrés, en “El Constitucional”, una publicación de la ciudad de Xalapa en esa época, (traducido después al Alemán y publicada en el Neues Jahrbuch fur Mineralogie ), refiere que en 1824 mientras hojeaba documentos del Archivo oficial, se encontró con documentos que describían una erupción del volcán ocurrida el 15 de enero de 1664 lo cual difiere por lo descrito por el naturista mexicano Don José Mariano Moziño quien según sus investigaciones habría ocurrido en 1793, ¿pero pudieron ser dos erupciones y no una?
Según el hallazgo del alcalde de San Andrés en esos tiempos, una mañana el Sol se obscureció repentinamente sobreviniendo una lluvia de ceniza y de arena acompañadas por ruido y un retumbo en la montaña. Los habitantes de San Andrés, muy asustados, buscaron refugio en la iglesia local, de donde fueron llevados en procesión por el sacerdote a la parroquia principal en Santiago Tuxtla, orando e implorando con cánticos hasta que el cielo aclaró.
En los relatos de Moziño y García parece claro que, aún teniendo en cuenta el efecto del tiempo en la memoria de la gente, la erupción de 1664 fue de pequeña duración y pocas consecuencias. La erupción de 1793, sin embargo, fue de tal magnitud que provocó que el Virrey enviara a uno de los mejores naturalistas a investigar el suceso, hecho gracias al cual poseemos un relato de las características de la erupción.
*Información recopilado en documentos de la UNAM y de la fundación García Sinerez de España. *Imágenes Archivo General de la Nación. Fotos actuales: Angie Santiago.